26 abr 2011

UNCLE PAUL

para  Cecilia

El “chico acaramelado” de filosofía simple como fuera tildado por sus detractores, o el genio Beatle más prolífico, como preferimos decirle sus admiradores, nos visitará con al menos treinta años de retraso.

Este cronista de lo cotidiano que acompañó nuestro crecimiento con melodías acariciantes, tiene aún mucho por contar y cantar, pero también mucho de mitología en su pasado. Historias que nos harán entender algo más de la personalidad del genio detrás de la melodía. 

Fue Paul quien bautizó a la más famosa banda de la historia. Caminaban por una vereda de Liverpool John y Stu (el primer bajista del grupo) y detrás Paul con George (integrantes de menor rango entonces). En un rapto de inspiración Paul propuso el nombre The Beatles con “A” (beetles es la palabra original). A John le gustó y quedó. Años después John le contó a un periodista, medio en broma, que tuvo un sueño en donde se le apareció un hombre volando sobre un “Flaming pie” (pastel en llamas) y le dijo: Ponle a la banda The Beatles con “A”. En el 96 Paul grabó su popular álbum “Flaming Pie” en clara alusión al “sueño” de John. 

En el 64’ la dupla Jagger y Richards ya era famosa a nivel local por su música y los escándalos, pero necesitaban grabar un verdadero Hit. En una fiesta ambos bajaron la cabeza y le pidieron a John y Paul una canción, si alguna les sobraba por ahí. Luego de media hora recibieron “I wanna be your man”, que sería el primer gran éxito de los Rolling, un tema menor que en la versión Beatle lo cantaría Ringo. 

Paul compuso el tema “Those were the days”, tremendo éxito de Mary Hopkin titulado “Yo quiero ser feliz” en su versión castellana. También escribió “A world without love”, el mayor éxito del duo Peter and Gordon y que suena Beatle por todos lados. “Come on get it” de Badfinger también es de su inspiración. Realmente nos faltaría espacio para mencionar todas sus colaboraciones.

Su forma de componer es emotiva y repentista, mucho tiene que ver lo coyuntural. Cuando John se separó de Cynthia, su primera esposa, Paul fue a visitarla como acto solidario y compró un ramo de rosas, pero tenía que llevar algo para Julian, el hijo de John. Entonces detuvo el auto y en una hora ya tenía la base de “Hey, Jude” que en un primer momento tituló “Hey Julius”. 

Otra, Paul empezaba a escribir una canción romántica en el hotel, pero se distrajo y se le fue la inspiración. Completamente en blanco se disponía a maldecir cuando John que salía de la ducha le dio una mirada a la canción y entonó un verso sencillo: “I love you, I love you, I love you”. Paul encontró el enlace perfecto y pudo terminar “Michelle”, tema infaltable en su repertorio y que seguro escucharemos el 9 de Mayo. 

“Let it be”, ese famoso himno, recrea un sueño en el que su madre le susurraba palabras tranquilizadoras para enfrentarse a los tiempos difíciles que nunca faltan. Tanto Paul como John eran huérfanos de madre, algunos estudios psiquiátricos señalan que esta carencia unió e identificó a ambos jóvenes. He ahí la explicación para aquella creatividad tan armónica durante la primera etapa del grupo, cuando componían como si se leyeran el pensamiento. El hastío coincide con la aparición de Yoko Ono y Linda Eastman, quienes llenarían el vacío maternal de ambos genios. 

“Here Today” la escribió para Lennon, una letra profunda y sentida que prácticamente es una declaración de amor y que en alguna parte dice: “¿Qué hay de la noche en que lloramos porque ya no había razón para guardarnos todo adentro?” 

Paul es multi instrumentista. En varias de sus producciones ha tocado todos los instrumentos y ya con los Beatles no podía evitar “meter mano” en todo. La grabación del Album Blanco fue caótica pues ya los egos andaban en conflicto. En una de las sesiones Paul modificó algunas pistas de batería en ausencia de Ringo, quien harto de que le digan cómo tocar su instrumento decidió abandonar al grupo…sólo por quince días. 

El concepto de “La Banda de los corazones solitarios del Sargento Pimienta” fue de Paul. De vacaciones en París intentaba pasar desapercibido utilizando disfraces, lo cual le dio la idea de “perder la identidad en un grupo falso, pues ya estábamos aburridos de todo lo que acarreaba ser Beatles”. Eso de sacar producciones paralelas bajo seudónimos fue una paranoia que alimentaron los medios y fanáticos durante los años 70 en su anhelo por tener de vuelta a la banda. Durante mucho tiempo se pensó que el grupo Klaatu era The Beatles, basta escuchar el tema “A Rutine Day” del grupo canadiense para alimentar el trascendido. 

Paul compuso el clásico “When I’m Sixty Four” a los quince años. Cuando en el 66’ su padre llegó a esa edad, corrigió algunas partes y por fin la incluyó en el disco “Sargento Pimienta” como un homenaje. En plena psicodelia esta notable canción nos remitía a la época pre-rock and roll, a esos años cuando la música de salón solía ambientar diversas reuniones sociales. 

“Blackbird”, uno de los temas más entrañables de Paul, tuvo su génesis en los conflictos raciales que se intensificaban en Estados Unidos por el 68’. Cuando Charles Manson contó que esta canción lo inspiró para cometer sus crímenes el tema fue injustamente satanizado y vetado. 

La portada de Abbey Road incluye una serie de pistas en cuanto a la supuesta muerte de Paul en el 66’. La historia cuenta que el Beatle fue aplastado en su auto por un camión y que no sobrevivió. El chisme propalado por las radios y toda la maquinaria publicitaria alrededor produjo uno los misterios más grandes en la historia de la música.

Se dijo que Paul en adelante fue reemplazado por su doble canadiense llamado William Campbell, por su parte los fanáticos descubrían en las letras de las canciones mensajes ocultos referidos al trágico suceso (el tema de Lennon “A day in the life” es sumamente explícito). La portada mencionada presenta a los cuatro Beatles cruzando el paso de cebra de la calle Abbey con extraños atuendos (serían un enterrador, un espíritu, un funerario y un predicador, respectivamente). Paul, el espíritu, luce descalzo y con el paso cambiado. La placa de un auto dice: 28 IF (Tendría 28 años). 

 24 años después Paul volvió al famoso cruce para una sesión fotográfica de la cual saldría la portada de “Paul is live”. Hizo alusión a la idea de su supuesta muerte en los 60s y cambió el mensaje del Volkswagen: en vez de 28 IF dice 51 IS (Tiene 51). Un dato curioso: el perro que aparece es descendiente de Martha, la perra ovejera a la que Paul le dedicó el tema “Martha my dear”. 

La portada de “El Sargento Pimienta” representa una procesión en el cementerio y origina nuevas especulaciones. Por ejemplo, el bajo de flores amarillas al pie de la tumba (el instrumento de Paul con sólo tres cuerdas insinuando que el grupo está incompleto) y el auto amarillo ensangrentado que está al lado derecho. Además Paul luce evidentemente más alto que los demás, como si flotara.

Ya con los Wings, Paul introdujo cambios rítmicos radicales, constantes e innovadores. “Band on the Run” resultó de una experiencia memorable. Para romper la rutina se fueron a grabar un álbum hasta Nigeria, ya en el estudio fueron asaltados con arma blanca por músicos locales que pretendían evitar que les plagiaran su música tradicional, entonces la banda salió corriendo en medio del tumulto. La gran fuga quedó inmortalizada como “El Escape de la Banda”.
  
En el 95’ Paul aparece en “Los Simpson” junto a su entonces esposa, la fallecida Linda. Se trata del capítulo “Lisa, la vegetariana”, que termina con el tema “Maybe I’m Amazed” mientras vemos surcando los aires con una manzana en la boca al lechón de la frustrada barbacoa de Homero. Uno de los mejores finales de la serie, sin duda.
  
En este mismo año se lanza el hermoso video clip del tema “Free as a bird”. Desfilan todos los personajes del universo Beatle y por supuesto hay claras referencias a su “muerte” (su rostro ensangrentado se refleja en el vidrio de una ambulancia, entre otros detalles).

Silvio Rodríguez, otro maestro de la composición, debe ser uno de sus más célebres admiradores. En el tema “Quién fuera”, una oda a sus propios anhelos y fantasías, nos dice: “Quién fuera Lennon y McCartney”. Modesto el genio cubano, pero ahí está Sir Paul codeándose con superhéroes y personajes mitológicos. 

Finalmente, en un entrevista allá por el 64’ les preguntaron sobre sus aspiraciones. Un John bromista dijo: “Ser rico y famoso”, Paul contestó: “Popularizar nuestra música”. Ambos lo consiguieron, “Yesterday” de Paul tiene el record mundial como el tema más cantado y reproducido de la historia. 

Sólo faltan unos días para escuchar a Macca en vivo. Larga vida al rock y “Good night tonight”.

27 mar 2011

RISAS Y SALSA

En 1980, una noche de miércoles, comenzó la Era “Risas y Salsa”. De la inspiración del libretista argentino Aldo Vega fueron aquellos recordados personajes “Manolo y Machucao”, “El Novio”, “El Jefecito”, “Betito” o “La Charapita”. Alicia Andrade, “El Ronco” Gámez, Guillermo Rossini, “El Chino” Yufra, Efraín “Gargantita” Castro y el gran “Loco” Ureta llegaron de “Estrafalario”, sin duda la génesis de “Risas”. El elenco se completó con debutantes que provenían del grupo de teatro Histrión (Analí Cabrera, Adolfo Chuiman y Elmer Alfaro, desempleados en el negocio de las tablas) y con veteranos de otro exitoso show de Panamericana: “El Tornillo”.

La fortaleza del programa desde un principio estuvo en aquel elenco competente, una amalgama de veteranía y juventud. Con libretos sencillos caricaturizaban con propiedad a todos los personajes de nuestra sociedad: las gordas, el enano, el pintón, el feo, las gringas pitucas, el callejón, la burocracia, los provincianos, los microbuseros, el negro, el cholo, etc. Las dotes histriónicas de este multi-racial grupo permitieron convincentes interpretaciones. Así, mientras que en la competencia Ricardo Fernández fungía a veces de chino, en “Risas” tenían a un verosímil Pedro Yufra para el rol. No faltaba nadie en el circo.

Talentos de diferentes orígenes se integraron en una caótica perfección. El carácter académico y veteranía de unos, junto a la capacidad de improvisación de otros resultó clave para el éxito.

La primera mitad de la década fue su Edad de Oro. La plana artística en apogeo descargó todo su potencial aunque muchas veces, reconozcámoslo, cayendo en el fácil recurso del tortazo. Se dieron cambios: Nancy Cavagnary llegó y fue la contraparte femenina ideal de “Papá” Chuiman, Aldo Vega fue reemplazado por Guillermo Guille y los libretos giraron radicalmente hacia el travestismo, también hacia la temática sexista y homosexual. El programa se fue convirtiendo en un “burdelito” pues rondaron los “potitos” en todas las rutinas, pero igual era una sensación.

Para el recuerdo quedaron: Chuiman imitando a Miguel Bosé con “Don Diablo”, César Ureta como Rita Pavone, Chuiman y Cavagnary como “Donny y Mary Osmond” y “Qué rico lloran los ricos” (Nancy estupenda como Verónica Castro), Rossini y “Petipán” en “La Isla de la Fantasía”, Yufra como Oscar Avilés, “El Ronco” Gámez fue Nicomedes Santa Cruz y cinco del elenco el grupo juvenil “Monudo” (inolvidable el “loquito” Ureta con el bizoñé chueco).

Pero si hay algo que no puede escapar de la memoria es aquella secuencia de veinte minutos en la que esta tira de faltosos escenificó el musical “Cabaret”. Nancy Cavagnary bailaba como Liza Minnelly mientras uno a uno iban ingresando los integrantes masculinos del programa ataviados como prostitutas de burlesque (no se salvó ni “El Jefecito” Salim). Chuiman como el presentador francés homosexual los llamaba muy amanerado al ritmo de chapas insultantes desconocidas por el elenco pues todos sorprendidos reían a carcajadas. Dejaron para el final a los más grotescos: Felpudini, Yufra, “El Ronco” Gámez, Ureta, Alvaro Gonzales y finalmente Guillermo Campos a quien presentaron como “La pareja de Santorín recién llegada del hipódromo”.

Por un tiempo se convirtió en la versión chola de “Saturday Night Live”. El programa arrancaba con un monólogo del presentador Román Gámez imitando al locutor radial Lázaro Tello con el clásico “¡Qué tal!”. La influencia del show norteamericano estuvo también en las parodias de los comerciales (Chuiman como Paul Martin en el spot de Pepsi “El Sabor de la nueva generación” estuvo muy inspirado) y luego en el sketch de Barraza “El Samurai exquisito”, copia de una clásica rutina de John Belushi.

Pasaron los años y llegó el momento de los camaleónicos Carlos Alvarez y Jorge Benavides, el rating se fue a la estratosfera con una buena dosis de humor político. Roxana Avalos reemplazó a la Cavagnary y se unieron al grupo Jesús Morales y Ricardo Fernández. Alvarez inventó a “Popivera” y JB al Ministro de la hiper-inflación “Bizquez” Bazán con el disfraz de Batman. Chuiman no se quedó atrás y estuvo magnífico como “El Padrino” Rodríguez López y “Machucao” como “Soy su hermano pero no sé nada”.

“La Banda de Choclito” fue idea de Alvaro “Guayabera Sucia” Gonzales. La primera versión que comenzaba con la presentación en Off del “Ronco” Gámez fue antológica. “Cuando reemplazaron a Román el nuevo presentador lo único que hacía era faltarnos el respeto con insultos”, confesaría años más tarde el buen “Guayabera”.

Con los años el desgaste fue evidente. Chuiman siempre fue un pésimo imitador pero ahí estaba encarnando a Camilo Sesto, José José o Feliciano sin saberse la letra de las canciones. Años después resultaba patético ver al dúo José Luis Rodríguez -Julio Iglesias con el tema “Torero” en la piel de Chuiman y Barrasa respectivamente. Nada que ver.

Y nada que ver tampoco “Los Tres Tenores” con Tosso, Cassaretto y Arturo Alvarez, malísimo, pero estamos hablando de la decadencia del espacio. Cuando la plana mayor emigró al entonces Montesinista Canal 4 para hacer “El Enchufe”, un rotundo fracaso, “Risas y Salsa” entró a su etapa más oscura pues tomaron la alternativa cómicos y escritores mediocres. El espacio se envileció y si antes era tildado de chabacano ahora se revolcaba en el lodo del doble sentido grosero y las prosti-vedettes. La flor del pantano fue una Rosa de apellido Cabrera, de lejos lo mejor y lo único rescatable de aquella triste etapa. Para el recuerdo sus versiones de Verónica Castro y “Viejoleta” Ferreyros.

Ahora dos eternos aspirantes piensan reflotar la franquicia. Manolo Rojas y Alfredo Benavides van por su enésima oportunidad luego de “Por humor al Perú”, otro programa para el olvido. Hemos visto las primeras promociones y no distinguimos nada nuevo en el horizonte, eso sí, imagino que buscarán emularán al agónico “Risas y Salsa” de los últimos años, que la pantalla será invadida por jóvenes seudo-bailarinas-calatistas dispuestas a todo por cinco segundos de fama, que desfilará lo peor de nuestra fauna farandulera y ni un ápice de humor inteligente, no tengo la menor duda.

18 feb 2011

Miss Perú Rabo 2011

Últimamente las noticias han girado en torno al concurso “Miss Colita Reef 2011”, es decir a la Miss Poto de este verano. Dimes y diretes entre las candidatas, así como renuncias y descalificaciones le dieron colorido a este importante evento que enaltece en este caso a la mujer peruana. 

Es impresionante cómo han cambiado los tiempos. Los concursos tradicionales al ser criticados por su frivolidad buscaban cubrirse destacando las cualidades de las señoritas más allá del físico, decían tener una visión integral del término “belleza” y que también ponderaban el aspecto espiritual. Las ganadoras cumplían un año de reinado promocionando labores humanitarias y debían comportarse a la altura, como verdaderas soberanas y embajadoras. 

En los 80s no sólo las instituciones feministas descargaban sus baterías sobre el aspecto alienante del certamen. El cortometraje “Miss Universo en el Perú” del Grupo Chasqui remeció muchas fibras sensibles pues a sólo una cuadra del coliseo Amauta, donde todo era glamour, el verdadero país se tuteaba con la pobreza extrema.

Los años han pasado y ahora se trata del certamen nalgatorio Reef. Si antes ingenuamente se denunciaba la utilización de la mujer como objeto, la actualidad resulta un cachetazo brutal pues se trata simplemente de vender su poto. 

Soy confeso admirador de la belleza integral femenina, no me malentiendan, lo que me rebela es la hipocresía alrededor del bendito concurso.

En primer lugar lo presentan como “Colita Reef”, ni siquiera se trata de una “cola” o de un respetable “poto”, vocablo que tuvo sus quince minutos de fama gracias a Lourdes Flores. El diminutivo viene de la franquicia argentina y alude a una nalgamenta joven, fresca, intocada, virgen al menos visualmente. La connotación es clara, se requieren “Lolitas” virginales pero desinhibidas y dispuestas a todo. 

Nuestro país, que de exigente no tiene un ápice, está llano a recibir cualquier cosa del extranjero, se trate de los peores especimenes (artistas, futbolistas, empresarios, productores, asesores, etc) o de las peores ideas (programas de telivisión, empresas, conceptos, costumbres, tradiciones). 

Los medios de comunicación fabrican realidades acordes con sus propios intereses, en este caso vender. El sexo siempre vendió y es bajo este parámetro que se manejan desde hace décadas (¿Recuerdan a las calatas de Risas y Salsa?). 

Por eso ofende nuestra inteligencia el bajísimo nivel de los intercambios de opinión que día a día se publican alrededor del mentado concurso nalgatorio. Qué poca clase demuestran las participantes al tratar de defender lo indefendible, que simplemente se trata de un concurso que exhibe y vende carne como un camal, con agravios y argumentos risibles.

En Argentina las participantes, nada santas por cierto, demuestran su dignidad aceptando lo evidente. La señorita Tello, cuyo poto es nuestro representante de bandera, afirmó en una entrevista de página central que deseaba que se le recuerde como nutricionista antes que como modelo; sin embargo en la foto aparecía mostrando su tremendo trasero. La vista era inquietante y turbadora (gracias Vanessa), pero es ese doble discurso tan primario lo que enerva. Dato curioso: anteriormente esa página central fue dedicada a Mario Vargas Llosa, cosas de Perú 21. 

Claudia Abusada, otro portento, acaba de declarar: “El Perú ha mejorado en colitas (no en lo económico o en educación... ¡en colitas!) y en estos momentos somos las mejores colitas porque no tenemos nada que envidiar a los demás países”. Plop. 

Hace algunos años estas manifestaciones herían algunas sensibilidades femeninas, el retroceso es evidente pues el machismo y el sexismo ya no es sólo atribuible a los hombres pues las propias mujeres han terminado por aceptar comportamientos e ideas que fortalecen estas posiciones, todo en aras de fama y figuración. 

Qué lejanos resultan aquellos tiempos cuando las aspirantes a “Miss Mundo” proclamaban soñar con “la Paz Mundial”, y lo decían en serio, estoy seguro.

28 ene 2011

Los complejos de Butters

Supongo que todos se habrán enterado del altercado Alan Diez-Phillipe Butters en una radio local. Aunque parezca una anécdota sin importancia en el contexto del mediocre espectáculo mediático, pienso que hay algunos puntos que merecen reflexión. 
Las relaciones humanas se basan en dos pilares fundamentales: el respeto y la tolerancia. La barbarie estalla ante la ausencia de reglas, ¿Se imagina usted amigo lector si cada uno hiciera en su entorno social caso omiso de las normas básicas de conducta consagradas por la civilidad a lo largo de los siglos, lo destructivo que sería? Existen maneras, formas de reclamar o exigir una retractación. 
No podemos andar por ahí espetando insultos o críticas violentas cuando es claro que éstas no tienen asidero, hacer tormentas en vasos de agua sin tener en cuenta la dignidad de los agraviados, su integridad de seres humanos. 
Está claro que Butters no fue sorprendido. Si Alan Diez nos llama previamente para concertar una entrevista sabemos de antemano el tenor que tendrá la charla, no esperamos del moreno un análisis profundo a lo Hildebrandt sino bromas y chapas a lo Ferrando. 
Butters, que no es ningún tonto, acepta la entrevista radial con la premeditada intención de causar un daño moral. Se dice ofendido por el juego de palabras de la presentación y dispara: “Mi apellido tiene historia, el tuyo no”. Aduce después que lo están difamando, que lo que afirma Diez no es un “trascendido” sino un vulgar “chisme” y eso, un personaje de su estatura moral no puede permitirlo. 
Alan le recuerda que precisamente le abría las puertas de su programa para que desmintiera todo aquello. 
“Te invité a almorzar a mi casa, me debes plata encima” bramó “El Especialista”, prueba fehaciente de una relación amical anterior pues nadie en su sano juicio recibe en su hogar a un desagradable. 
¿Por qué no arreglar las diferencias minutos antes cuando se concertaba el diálogo en privado? ¿Por qué hacerlo “al aire” ante millones de oyentes que estupefactos escuchamos el triste vejamen? Es una traición al colega pues con alevosía y ventaja se le agravió moralmente. 
Butters le endilgó también: “Eres un simple payaso, yo no”, cuando todo el mundo sabe que este señor ha patentado un nuevo género de periodismo deportivo, el “cómico de opinión”. Pero cualquiera no puede hacerlo, hay que reconocerle a Phillip una capacidad verborrágica para la ofensa digna de asombro. Esto viene de formación, es la ira pura, el desprecio total hacia lo antagónico, el elogio al pisoteo, el escupitajo al vencido, el ensañamiento, la burla cruel. 
Magaly Medina, otra experta en la materia, lo sufrió y puede dar fe de ello. La “Ley del Taleón” (ojo por ojo) es anacrónica, propia del medioevo, primate y visceral es lo que menos necesita una sociedad hostil y violentada como la nuestra. 
Picón como él sólo, Butters ha demostrado que a pesar de las ínfulas que se procura sólo se trata de un tipo con múltiples complejos. No se da cuenta que ese personaje entrador, violento, que siempre va “Al Ataque” con cierto éxito no es sino el producto de una sociedad enferma, envilecida por los medios que a su vez normalizan patologías. 
Finalmente viene a ser otro “payaso” en este circo patético (léase farándula chola). Decepcionante, lo pensábamos algo más inteligente. Como comunicador falló pues le brindó un espectáculo cobarde y grosero a un público que merece respeto. Pero hay que comprenderlo, finalmente estamos condenados a producir lo que somos y este señor reveló aquella tarde su indigencia de calidad y hombría.

21 ene 2011

MELCOCHITA

 

- Incapaz de estructurar un concepto pues siempre se pierde a mitad de camino, puede decirse que es un extraviado mental.
- Un maestro del disparate, amo y señor en el imperio del absurdo, el bufón del barrio, finalmente inclasificable.
- Letterman lo presentó como “Mel Cochita, el Steve Martin peruano”, pero más por sus amaneramientos. Sí, se parecen, el film “The Jerk” del norteamericano es la prueba, pero Melcocha siempre supo que las películas no eran lo suyo pues exigen disciplina, memoria, parámetros, trabajo de grupo y mucha responsabilidad cuando él no sabe de cadenas. Su accionar es tan caótico que los programas cómicos sufren por sus desvaríos, pero a pesar de irse por la tangente y dar un par de vueltas por el mundo de la locura siempre sabe darle un final atropellado a los sketches, a lo Melcocha.
- Las señoras dicen que es un estúpido atorrante, huachafo, pero no pueden contener la risa. Este señor tiene el talento de hacer de cualquier situación una burla: Se inventó chistes de televisores, de cortinas, de comidas, de piedras, de insectos, unos mejores que otros, algunos malísimos pero que se festejan por eso. De antología su juego de palabras de las gaseosas (…terminé en “Canada Dry” por meterme con “La Chaposa” que estaba bien “Coca Cola”…) o el de las estaciones de radio.
- Ametralla verborrágico sin dar respiro, no deja que otros hablen, cuando se traba salta a otro tema-motivo como los grandes oradores o, lo que es más fácil, se toca en la guitarra una guaracha de tres notas con letra inventada al segundo y salvada la situación. Pero a veces se le va la mano, Jimmy Santi lo sufrió y terminó estampándole una merecida cachetada en vivo y en directo por hablador, pero lejos de aprender la lección, esa escena fue aprovechada como una muestra de su “talento” para sacar de quicio a la gente.
- Es mejor que su yunta Barraza porque nunca repite chistes. Mientras “El Chato” se estancó hundiéndose en el vicio, Melcocha a sus sesentas decidió reinventarse con cirugía, gimnasio y una recatafila de chistes nuevos, está rejuvenecido y afirma que ya dejó la mala vida.
- Luce bien el zambo, mientras la fama engorda a otros cómicos mediocres (Manolo Rojas, Alfredo Benavides, Armas, Vidaurre, Alvarez, todos pasan los cien kilos) él hace gala de una lucidez y reflejos dignos de veinteañero. No cae en la grosería ni en el insulto alevoso, no se pica ni trasunta maldad en cada interpretación. Verle la cara nomás ya da risa, pero nos rompió el alma su llanto cuando le negaron una paternidad. Los grandes payasos de la historia siempre esconden un drama.
- Y nunca aburre porque es impredecible. Si bien uno sabe qué esperar de él cuando entra en escena, la expectativa sigue intacta pues se trata de una fuerza incontrolable que hará lo que la inspiración ordene en una fracción de segundo: Una chapa, un chiste, un contrasentido.
- Es disléxico, le cuesta entender, prestar atención y enhebrar conceptos básicos aunque su estado mental sigue siendo un misterio pues una prodigiosa memoria tira por los suelos cualquier teoría. Parece orate pero tiene raptos de sensatez extrema cuando da en clavo con uno de sus clásicos comentarios balbuceados. A duras penas terminó el colegio pero ha impuesto frases y muletillas desternillantes como “Immmbécil”, “Cállate cabrejos” o “No vayan” usados frecuentemente como tonos para celulares.
- Melcochita se comió entero a Pablo Villanueva, ya no existe, el personaje siempre fue la persona. Quiso ser congresista y ponerse serio en una entrevista con Hildebrandt, pero sólo le duró medio minuto y terminó contando chistes de “chatos”. Bayly casi se cae del asiento cuando Melcocha contó el chiste de la “Prueba de orina”. Como entrevistado no tiene pierde, por eso siempre es requerido y está en constante exposición.
- “Del Madison Square Garden al Cine Olimpo de La Victoria” decían las promociones radiales de los 80s aludiendo a un pasado “sonero” discutible, finalmente no importa pues es Melcochita balanceándose en el mundo de la irrealidad. Con defectos y virtudes un cómico irrepetible, un coloso de la improvisación y del humor absurdo, músico autodidacta sobreviviente de la miseria y auténtico producto barrial que no dejará sucesores.

8 ene 2011

Exponer el cuerpo y el alma



Pareciera que el peruano va de mal en peor. Y podría decirse que es un hecho. Su sensibilidad social y calidad humana vienen en franca caída...  La degradación es evidente en todos los estamentos de la sociedad. Cada vez tenemos peores políticos, peores funcionarios públicos, ya no aparecen grandes artistas ni grandes pensadores. Los grandes intelectuales han desaparecido o van en camino porque así es la vida.... y en su lugar han quedado imitadores mediocres o principiantes improvisados y elementales que por el hecho de salir en televisión el público considera sus palabras y acciones como iluminadas y modelos a seguir.

Cualquiera puede ser regidor municipal, alcalde, congresista o presidente del país, sin importar que sea un asesino, genocida, ladrón, bígamo, mentiroso o un perfecto cavernícola de saco y corbata; mediocre de inteligencia, y pura ambición. El descaro y la desfachatez es el ámbito de la mayoría de personajes públicos. Unos lo hacen como estrategia, otros sin darse cuenta; pero igual dejan en cada intervención pública una huella, una marca personal que los pinta de cuerpo entero, como una fotografía de su alma y mente que podríamos decodificar si prestáramos más atención, entonces estas personas quedarían desnudas y a merced de nuestro escrutinio pues tendrían menos posibilidades para el engaño o simplemente para vernos la cara de tontos.

¿Entonces, qué podemos esperar de la televisión peruana? Si la televisión es un reflejo de nuestra sociedad. Comienza un nuevo año y la “moda” es la exposición pública con la pareja de turno, si se trata de un nuevo amante mejor entonces. Imágenes “sembradas” por los propios implicados proliferan en los diarios y pantallas como si el mundo se fuera a acabar, sin dejar de mencionar lo útil que resulta el “twitter” para insinuar alguna pena de amor, o algún deseo o fantasía erótica. El rebote de estas informaciones en los medios es increíble, como también lo es la creencia de esta gente en asumirse de un valor e importancia que no tienen.

Pero hay algunos que han encontrado en el “remember” una nueva veta por explotar. Gisela, una maestra de la manipulación, armó el “affair” con su ex marido y obtuvo muchos réditos pues su público cautivo aceptó la farsa patética. Pero no es la única, en el colmo de la desesperación por el bajo rating la autodenominada “señora” Carmona: la bailarina Tula, invita a su ex amante Waldir Saenz a su programa como si ésta hubiera sido una relación de la cual sentirse orgullosa (algunos recordamos los titulares de la época con insultos raciales y declaraciones obscenas de ambos lados que harían enrojecer hasta al más pintado).

Ambos casos me resultan intolerables, la ralea de estas dos señoras es harto conocida: sus hojas de vida no dejan dudas; lo que sorprende es la comparsa cómplice del público y los medios haciendo eco de los disfuerzos y sandeces de esta gente. Mucho lujo por fuera, pero harto nivel porcino en su alma. Así, la señorita Vanessa Jerí (labios de silicona, senos de silicona, y demás operaciones) decidió querellar a la joven modelo Shirley Arica (conocida por ser amante de un futbolista) que declaró que la Jerí se habia sometido a múltiples cirugías estéticas para ponerse siliconas.

Después de semanas de violentos intercambios verbales en los medios, la Jerí, antes también modelito de ambiente y hoy novia de un empresario futbolero millonario, decidió no hacerlo y afirmó muy suelta de huesos que “No era necesario pues finalmente no me afectó económicamente”. Es decir, todo el discurso inicial sobre el honor y la integridad perdió valor e importancia ante la contundencia de un buen contrato.

Todo fue una pose, no hay publicidad mala, dicen. Pero ¿Dónde quedaron los principios? - A esto nos referimos con “leer las huellas” en cada intervención de los personajes públicos. Que ellos solos se condenen, que delaten intenciones subyacentes, su nivel cultural, su capacidad, su calidad humana. Hay “subtextos” en una palabra, en un gesto, un silencio también puede ser elocuente, lo importante es tomar conciencia y convertirnos en una masa con capacidad de pensar y analizar en los diversos espacios de la sociedad para dejar de ser ovejas del mismo redil como muchos nos quieren clasificar.

29 dic 2010

Deseos para el 2011

Si pidiéramos un deseo para la televisión del 2011 sin duda sería que se maneje con CRITERIO. Criterio es la capacidad para emitir una opinión o juicio. Es la propiedad que debe tener la persona en el momento de expresarse, discernir y actuar, pero siempre en beneficio de la verdad. Y es esta pauta la que más se hace extrañar, pues la dictadura de la mayoría, es decir el rating, después de tantos años de condicionamiento, inclina la balanza hacia lo banal, que es la salida fácil.

Entonces, criterio para los productores, para que conciban programas que no insulten la inteligencia, programas que valoren el aporte de la mujer y no la cosifiquen, programas que reivindiquen al humor inteligente en detrimento de la estupidez y el escarnio. Criterio para los programadores, que sean exigentes a la hora de elegir elencos pues queremos artistas con currículum, no con prontuario. Criterio para los directivos, que inviertan y retribuyan con justicia. No es posible que Global Tv considere que ese disparate de programación diseñada por productores uruguayos sea un logro y valga el considerable desembolso efectuado. La chacota y la improvisación son sólo efectismos de vida efímera pues caen vencidos por su propia levedad.

Se anuncia con mucha pompa la reaparición de Beto Ortiz, un personaje de mórbidos antecedentes cuya última hazaña fue la publicación de desnudos infantiles por Internet. De una mentalidad retorcida que se refleja en la temática de sus programas y amante de escandaletes mediáticos que le resultan siempre tiros por la culata (el beso húmedo con Galloso, por ejemplo), ha desperdiciado incontables oportunidades debido a problemas que tienen que ver con su estabilidad emocional ¿Merece una chance más?

Antes las opiniones fundamentales provenían de escritores, científicos o filósofos, ahora son el privilegio de peinadores, bailarinas y cocineros. Es evidente el retroceso pues la burla, el doble sentido y el insulto son los valores supremos para el discurso televisivo por encima del análisis y el decoro. Hay una crisis de líderes de opinión pues los mensajes son cada vez más primarios y exigen el mínimo de esfuerzo intelectual.

En este sentido resulta patética la estrategia de veteranos de la televisión como Bayly y Gisela que exponiendo sus vidas privadas, conflictos con amantes de turno y demás intimidades sexuales buscan mantenerse en el candelero y crear expectativa. ¿Expectativa de qué? Cualquiera puede deducir a dónde van sus pobres intenciones. Si bien lo de la Valcárcel es penoso, lo de Jaime resulta estupefaciente pues está convencido de la naturaleza Bayly-centrista del mundo, un claro caso de cómo la egolatría puede obnubilar la inteligencia.

Finalmente, el Criterio y la Ética son conceptos indisolubles, pero considerando que los más de los conductores no han pasado por las aulas universitarias, no es de extrañar su poco tino al respecto. Además estos principios deben estar enraizados en la mentalidad de las personas ya que tienen que ver con la formación, el crecimiento y el proceso de socialización. Por eso nos preguntamos: ¿Sobre qué base ética se manejan Magaly Medina, Carlos Cacho, Karen Dejo o Carla Barzotti?

El Criterio constituye la conciencia práctica de la Etica y se manifiesta justo en momentos clave marcando la diferencia, pero tanto conductores como productores y ejecutivos optan por el atajo del facilismo antes que por el juicio. La tabla de valores parece estar invertida, es obvio que la Tv está pasando por su peor momento en cuanto a talento y sin embargo se insiste en estereotipos y patrones que nada hacen por elevar el nivel sotánico de los programas. No perdemos la esperanza de que esto se revierta, soñar no cuesta nada.

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