18 feb 2011

Miss Perú Rabo 2011

Últimamente las noticias han girado en torno al concurso “Miss Colita Reef 2011”, es decir a la Miss Poto de este verano. Dimes y diretes entre las candidatas, así como renuncias y descalificaciones le dieron colorido a este importante evento que enaltece en este caso a la mujer peruana. 

Es impresionante cómo han cambiado los tiempos. Los concursos tradicionales al ser criticados por su frivolidad buscaban cubrirse destacando las cualidades de las señoritas más allá del físico, decían tener una visión integral del término “belleza” y que también ponderaban el aspecto espiritual. Las ganadoras cumplían un año de reinado promocionando labores humanitarias y debían comportarse a la altura, como verdaderas soberanas y embajadoras. 

En los 80s no sólo las instituciones feministas descargaban sus baterías sobre el aspecto alienante del certamen. El cortometraje “Miss Universo en el Perú” del Grupo Chasqui remeció muchas fibras sensibles pues a sólo una cuadra del coliseo Amauta, donde todo era glamour, el verdadero país se tuteaba con la pobreza extrema.

Los años han pasado y ahora se trata del certamen nalgatorio Reef. Si antes ingenuamente se denunciaba la utilización de la mujer como objeto, la actualidad resulta un cachetazo brutal pues se trata simplemente de vender su poto. 

Soy confeso admirador de la belleza integral femenina, no me malentiendan, lo que me rebela es la hipocresía alrededor del bendito concurso.

En primer lugar lo presentan como “Colita Reef”, ni siquiera se trata de una “cola” o de un respetable “poto”, vocablo que tuvo sus quince minutos de fama gracias a Lourdes Flores. El diminutivo viene de la franquicia argentina y alude a una nalgamenta joven, fresca, intocada, virgen al menos visualmente. La connotación es clara, se requieren “Lolitas” virginales pero desinhibidas y dispuestas a todo. 

Nuestro país, que de exigente no tiene un ápice, está llano a recibir cualquier cosa del extranjero, se trate de los peores especimenes (artistas, futbolistas, empresarios, productores, asesores, etc) o de las peores ideas (programas de telivisión, empresas, conceptos, costumbres, tradiciones). 

Los medios de comunicación fabrican realidades acordes con sus propios intereses, en este caso vender. El sexo siempre vendió y es bajo este parámetro que se manejan desde hace décadas (¿Recuerdan a las calatas de Risas y Salsa?). 

Por eso ofende nuestra inteligencia el bajísimo nivel de los intercambios de opinión que día a día se publican alrededor del mentado concurso nalgatorio. Qué poca clase demuestran las participantes al tratar de defender lo indefendible, que simplemente se trata de un concurso que exhibe y vende carne como un camal, con agravios y argumentos risibles.

En Argentina las participantes, nada santas por cierto, demuestran su dignidad aceptando lo evidente. La señorita Tello, cuyo poto es nuestro representante de bandera, afirmó en una entrevista de página central que deseaba que se le recuerde como nutricionista antes que como modelo; sin embargo en la foto aparecía mostrando su tremendo trasero. La vista era inquietante y turbadora (gracias Vanessa), pero es ese doble discurso tan primario lo que enerva. Dato curioso: anteriormente esa página central fue dedicada a Mario Vargas Llosa, cosas de Perú 21. 

Claudia Abusada, otro portento, acaba de declarar: “El Perú ha mejorado en colitas (no en lo económico o en educación... ¡en colitas!) y en estos momentos somos las mejores colitas porque no tenemos nada que envidiar a los demás países”. Plop. 

Hace algunos años estas manifestaciones herían algunas sensibilidades femeninas, el retroceso es evidente pues el machismo y el sexismo ya no es sólo atribuible a los hombres pues las propias mujeres han terminado por aceptar comportamientos e ideas que fortalecen estas posiciones, todo en aras de fama y figuración. 

Qué lejanos resultan aquellos tiempos cuando las aspirantes a “Miss Mundo” proclamaban soñar con “la Paz Mundial”, y lo decían en serio, estoy seguro.

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