19 dic 2010

Periodistas - Conductores de la televisión peruana



Hace unos días el periodista Federico Salazar, en una entrevista con el diario Perú 21 (miércoles 8 de diciembre de 2010), sostuvo que está de acuerdo con el presente de la televisión nacional, que ésta representa al público masivo, que estamos ante lo que este público exige y que por eso se hace lo que marcaba el rating; declarándose un “militante” de la televisión actual. Así, el periodista conocido por su prominente nariz, se sacudía de la responsabilidad que como comunicador le corresponde y nos decepcionaba con su análisis tan básico.
El señor Federico Salazar irrumpió en los noventas haciendo dupla con Sol Carreño en “Primera Edición”, noticiero matinal del canal de José Enrique Crousillat, el informativo más visto y también el más vendido a los intereses de la dictadura fujimorista por obvias razones. Zalameros a más no poder con el gobierno, fueron su instrumento favorito para desinformar y desorientar a las masas respecto de temas cruciales; evadiendo con cortinas de humo los enfoques, coberturas y debates que la resistencia democrática requería. Fueron el sello característico de esta inefable pareja aquellos diálogos triviales y necios en la época más oscura que vivió nuestro país.
Pero no fueron los únicos. Años después por esa misma señal Nicolás Lúcar convirtió la profesión en la peor expresión de miseria que se recuerde. El entonces Alcalde de Lima Alberto Andrade abandonó su set indignado luego de la propalación de un informe difamatorio contra Valentín Paniagua bajo la consigna de desprestigiar al recién nombrado Presidente. El propio Paniagua intervino telefónicamente y denunció la intentona.
Otro engendro de la dictadura fujimontesinista fue Mónica Delta, títere y monigote de Ernesto Schutz. “Panorama” fue el bastión de la dictadura durante muchos años hasta que un “vladi-video” delató lo que todos ya sabían. Más que de arrepentimiento las lágrimas de la cusqueña fueron de vergüenza. Delta y Lúcar huyeron del país, luego de varios años han vuelto y se les ha recibido con los brazos abiertos pues ambos no demoraron en conseguir programas.
La amnesia popular es terrible, condena las cosas más pequeñas e intrascendentes con odio y saña; pero la insidia y el perjurio son sublimados con facilidad.
Volviendo a la entrevista, la posición adoptada por Federico Salazar es reveladora pues trasluce un sentimiento de añoranza del poder maniqueo entre sus manos en tanto exista una masa homogénea de consumidores resignados a la mediocridad. No es su problema si se avasalla la inteligencia, no le concierne si los contenidos son idiotizantes, pues la gente los reclama, dice. Y si a la ecuación le sumamos un salario millonario entonces… ¿Para qué cambiar el mensaje?
El tristemente célebre Ernesto Schutz, un exitoso empresario de fabricante de papel higiénico, y José Enrique Crousillat fueron protagonistas del capítulo más nefasto de la televisión peruana al embarrar las pantallas coludidos con el sistema mafioso de Fujimori y Montesinos. Y aunque una mayoría complaciente respaldaba sus programaciones no podemos concluir que: “vox populi – vox Dei” (La voz del pueblo, la voz de Dios).
Está comprobado que la gente común, no necesariamente pobre, le otorga a los medios y principalmente a la televisión, una importancia primordial; es más, se ven realizados en sus mensajes y se proyectan en sus personajes. No preguntan, no inquieren; aceptan como dogma lo que el medio promueve y se le otorga el privilegio de tener "la última palabra". Finalmente somos una masa manipulable, la cual puede conducirse peligrosamente en cualquier dirección, tanto a nivel de ideas (intereses políticos) como de comportamiento (formas de vida alienantes).
Es irreal pensar que la sociedad peruana anda por buen camino, es un hecho que los niños, jóvenes y adultos se comportan cada vez peor, no hay civismo ni respeto y nuevas formas de violencia y delincuencia nos amenazan, además de una repugnante intolerancia en forma de homofobia y racismo.
¿Qué hace la televisión, el medio más poderoso, ante esta incomoda verdad? Los broadcasters invocan “libertad de expresión” para defender sus contenidos; pero no por idealismo. El chisme y el amarillismo prevalecen sobre lo que debiera ser el espíritu del periodismo: la búsqueda de la verdad y no mantener a la gente alejada de ella. Se excusan y sostienen que esa es tarea del gobierno; pero si los medios son “El cuarto poder” entonces es insostenible esta posición. Para Federico Salazar todos somos ovejas del mismo rebaño, no merecemos mejor cosa que la que consumimos y por tanto debemos movernos dentro de esos tristes parámetros. ¿Qué piensa usted?

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