27 mar 2011

RISAS Y SALSA

En 1980, una noche de miércoles, comenzó la Era “Risas y Salsa”. De la inspiración del libretista argentino Aldo Vega fueron aquellos recordados personajes “Manolo y Machucao”, “El Novio”, “El Jefecito”, “Betito” o “La Charapita”. Alicia Andrade, “El Ronco” Gámez, Guillermo Rossini, “El Chino” Yufra, Efraín “Gargantita” Castro y el gran “Loco” Ureta llegaron de “Estrafalario”, sin duda la génesis de “Risas”. El elenco se completó con debutantes que provenían del grupo de teatro Histrión (Analí Cabrera, Adolfo Chuiman y Elmer Alfaro, desempleados en el negocio de las tablas) y con veteranos de otro exitoso show de Panamericana: “El Tornillo”.

La fortaleza del programa desde un principio estuvo en aquel elenco competente, una amalgama de veteranía y juventud. Con libretos sencillos caricaturizaban con propiedad a todos los personajes de nuestra sociedad: las gordas, el enano, el pintón, el feo, las gringas pitucas, el callejón, la burocracia, los provincianos, los microbuseros, el negro, el cholo, etc. Las dotes histriónicas de este multi-racial grupo permitieron convincentes interpretaciones. Así, mientras que en la competencia Ricardo Fernández fungía a veces de chino, en “Risas” tenían a un verosímil Pedro Yufra para el rol. No faltaba nadie en el circo.

Talentos de diferentes orígenes se integraron en una caótica perfección. El carácter académico y veteranía de unos, junto a la capacidad de improvisación de otros resultó clave para el éxito.

La primera mitad de la década fue su Edad de Oro. La plana artística en apogeo descargó todo su potencial aunque muchas veces, reconozcámoslo, cayendo en el fácil recurso del tortazo. Se dieron cambios: Nancy Cavagnary llegó y fue la contraparte femenina ideal de “Papá” Chuiman, Aldo Vega fue reemplazado por Guillermo Guille y los libretos giraron radicalmente hacia el travestismo, también hacia la temática sexista y homosexual. El programa se fue convirtiendo en un “burdelito” pues rondaron los “potitos” en todas las rutinas, pero igual era una sensación.

Para el recuerdo quedaron: Chuiman imitando a Miguel Bosé con “Don Diablo”, César Ureta como Rita Pavone, Chuiman y Cavagnary como “Donny y Mary Osmond” y “Qué rico lloran los ricos” (Nancy estupenda como Verónica Castro), Rossini y “Petipán” en “La Isla de la Fantasía”, Yufra como Oscar Avilés, “El Ronco” Gámez fue Nicomedes Santa Cruz y cinco del elenco el grupo juvenil “Monudo” (inolvidable el “loquito” Ureta con el bizoñé chueco).

Pero si hay algo que no puede escapar de la memoria es aquella secuencia de veinte minutos en la que esta tira de faltosos escenificó el musical “Cabaret”. Nancy Cavagnary bailaba como Liza Minnelly mientras uno a uno iban ingresando los integrantes masculinos del programa ataviados como prostitutas de burlesque (no se salvó ni “El Jefecito” Salim). Chuiman como el presentador francés homosexual los llamaba muy amanerado al ritmo de chapas insultantes desconocidas por el elenco pues todos sorprendidos reían a carcajadas. Dejaron para el final a los más grotescos: Felpudini, Yufra, “El Ronco” Gámez, Ureta, Alvaro Gonzales y finalmente Guillermo Campos a quien presentaron como “La pareja de Santorín recién llegada del hipódromo”.

Por un tiempo se convirtió en la versión chola de “Saturday Night Live”. El programa arrancaba con un monólogo del presentador Román Gámez imitando al locutor radial Lázaro Tello con el clásico “¡Qué tal!”. La influencia del show norteamericano estuvo también en las parodias de los comerciales (Chuiman como Paul Martin en el spot de Pepsi “El Sabor de la nueva generación” estuvo muy inspirado) y luego en el sketch de Barraza “El Samurai exquisito”, copia de una clásica rutina de John Belushi.

Pasaron los años y llegó el momento de los camaleónicos Carlos Alvarez y Jorge Benavides, el rating se fue a la estratosfera con una buena dosis de humor político. Roxana Avalos reemplazó a la Cavagnary y se unieron al grupo Jesús Morales y Ricardo Fernández. Alvarez inventó a “Popivera” y JB al Ministro de la hiper-inflación “Bizquez” Bazán con el disfraz de Batman. Chuiman no se quedó atrás y estuvo magnífico como “El Padrino” Rodríguez López y “Machucao” como “Soy su hermano pero no sé nada”.

“La Banda de Choclito” fue idea de Alvaro “Guayabera Sucia” Gonzales. La primera versión que comenzaba con la presentación en Off del “Ronco” Gámez fue antológica. “Cuando reemplazaron a Román el nuevo presentador lo único que hacía era faltarnos el respeto con insultos”, confesaría años más tarde el buen “Guayabera”.

Con los años el desgaste fue evidente. Chuiman siempre fue un pésimo imitador pero ahí estaba encarnando a Camilo Sesto, José José o Feliciano sin saberse la letra de las canciones. Años después resultaba patético ver al dúo José Luis Rodríguez -Julio Iglesias con el tema “Torero” en la piel de Chuiman y Barrasa respectivamente. Nada que ver.

Y nada que ver tampoco “Los Tres Tenores” con Tosso, Cassaretto y Arturo Alvarez, malísimo, pero estamos hablando de la decadencia del espacio. Cuando la plana mayor emigró al entonces Montesinista Canal 4 para hacer “El Enchufe”, un rotundo fracaso, “Risas y Salsa” entró a su etapa más oscura pues tomaron la alternativa cómicos y escritores mediocres. El espacio se envileció y si antes era tildado de chabacano ahora se revolcaba en el lodo del doble sentido grosero y las prosti-vedettes. La flor del pantano fue una Rosa de apellido Cabrera, de lejos lo mejor y lo único rescatable de aquella triste etapa. Para el recuerdo sus versiones de Verónica Castro y “Viejoleta” Ferreyros.

Ahora dos eternos aspirantes piensan reflotar la franquicia. Manolo Rojas y Alfredo Benavides van por su enésima oportunidad luego de “Por humor al Perú”, otro programa para el olvido. Hemos visto las primeras promociones y no distinguimos nada nuevo en el horizonte, eso sí, imagino que buscarán emularán al agónico “Risas y Salsa” de los últimos años, que la pantalla será invadida por jóvenes seudo-bailarinas-calatistas dispuestas a todo por cinco segundos de fama, que desfilará lo peor de nuestra fauna farandulera y ni un ápice de humor inteligente, no tengo la menor duda.

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