21 ene 2011

MELCOCHITA

 

- Incapaz de estructurar un concepto pues siempre se pierde a mitad de camino, puede decirse que es un extraviado mental.
- Un maestro del disparate, amo y señor en el imperio del absurdo, el bufón del barrio, finalmente inclasificable.
- Letterman lo presentó como “Mel Cochita, el Steve Martin peruano”, pero más por sus amaneramientos. Sí, se parecen, el film “The Jerk” del norteamericano es la prueba, pero Melcocha siempre supo que las películas no eran lo suyo pues exigen disciplina, memoria, parámetros, trabajo de grupo y mucha responsabilidad cuando él no sabe de cadenas. Su accionar es tan caótico que los programas cómicos sufren por sus desvaríos, pero a pesar de irse por la tangente y dar un par de vueltas por el mundo de la locura siempre sabe darle un final atropellado a los sketches, a lo Melcocha.
- Las señoras dicen que es un estúpido atorrante, huachafo, pero no pueden contener la risa. Este señor tiene el talento de hacer de cualquier situación una burla: Se inventó chistes de televisores, de cortinas, de comidas, de piedras, de insectos, unos mejores que otros, algunos malísimos pero que se festejan por eso. De antología su juego de palabras de las gaseosas (…terminé en “Canada Dry” por meterme con “La Chaposa” que estaba bien “Coca Cola”…) o el de las estaciones de radio.
- Ametralla verborrágico sin dar respiro, no deja que otros hablen, cuando se traba salta a otro tema-motivo como los grandes oradores o, lo que es más fácil, se toca en la guitarra una guaracha de tres notas con letra inventada al segundo y salvada la situación. Pero a veces se le va la mano, Jimmy Santi lo sufrió y terminó estampándole una merecida cachetada en vivo y en directo por hablador, pero lejos de aprender la lección, esa escena fue aprovechada como una muestra de su “talento” para sacar de quicio a la gente.
- Es mejor que su yunta Barraza porque nunca repite chistes. Mientras “El Chato” se estancó hundiéndose en el vicio, Melcocha a sus sesentas decidió reinventarse con cirugía, gimnasio y una recatafila de chistes nuevos, está rejuvenecido y afirma que ya dejó la mala vida.
- Luce bien el zambo, mientras la fama engorda a otros cómicos mediocres (Manolo Rojas, Alfredo Benavides, Armas, Vidaurre, Alvarez, todos pasan los cien kilos) él hace gala de una lucidez y reflejos dignos de veinteañero. No cae en la grosería ni en el insulto alevoso, no se pica ni trasunta maldad en cada interpretación. Verle la cara nomás ya da risa, pero nos rompió el alma su llanto cuando le negaron una paternidad. Los grandes payasos de la historia siempre esconden un drama.
- Y nunca aburre porque es impredecible. Si bien uno sabe qué esperar de él cuando entra en escena, la expectativa sigue intacta pues se trata de una fuerza incontrolable que hará lo que la inspiración ordene en una fracción de segundo: Una chapa, un chiste, un contrasentido.
- Es disléxico, le cuesta entender, prestar atención y enhebrar conceptos básicos aunque su estado mental sigue siendo un misterio pues una prodigiosa memoria tira por los suelos cualquier teoría. Parece orate pero tiene raptos de sensatez extrema cuando da en clavo con uno de sus clásicos comentarios balbuceados. A duras penas terminó el colegio pero ha impuesto frases y muletillas desternillantes como “Immmbécil”, “Cállate cabrejos” o “No vayan” usados frecuentemente como tonos para celulares.
- Melcochita se comió entero a Pablo Villanueva, ya no existe, el personaje siempre fue la persona. Quiso ser congresista y ponerse serio en una entrevista con Hildebrandt, pero sólo le duró medio minuto y terminó contando chistes de “chatos”. Bayly casi se cae del asiento cuando Melcocha contó el chiste de la “Prueba de orina”. Como entrevistado no tiene pierde, por eso siempre es requerido y está en constante exposición.
- “Del Madison Square Garden al Cine Olimpo de La Victoria” decían las promociones radiales de los 80s aludiendo a un pasado “sonero” discutible, finalmente no importa pues es Melcochita balanceándose en el mundo de la irrealidad. Con defectos y virtudes un cómico irrepetible, un coloso de la improvisación y del humor absurdo, músico autodidacta sobreviviente de la miseria y auténtico producto barrial que no dejará sucesores.

2 comentarios:

Gustavo dijo...

El popular Melco Loco (uno de sus peores personajes para mí), es un diferente a los demás. Pero basta verlo y ya uno espera que pase algo raro. Sin embargo, como se menciona, hay que decir que el tipo tiene una versatilidad única, nadie lo iguala. El Gordo Cassareto, personaje muy querido, pues de "La Pirula" no sale, y Barraza, de las muecas y chistes agotados tampoco. Melcochita es otra cosa, es un creador innato, y aunque parece medio "atrofiado" del cerebro, creo que es todo lo contrario. En fin, se podrá decir mucho de él, pero nadie podrá negar que muchas arrugas que tenemos en la cara se las debemos a él.
Finalmente, respecto de este comentario ... pues ... NO LO LEAN¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

Augusto dijo...

Hola Javier, muy interesante la nota sobre Melcochita, se trata de un personaje único de la comicidad peruana, que se mantiene vigente a sus más de 70 años. Sorprenden tanto su estado físico como su rapidez mental, pareciera que los años no pasan por él, a diferencia de otros más jóvenes que no saben cuidarse (Barraza y demás). Esperemos tener "Melcochita para rato".

Saludos y continúa con tus artículos.

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